
Las palabras no son solo sonidos o letras que se juntan: son energía, significado y dirección. Lo que te dices a ti mismo, lo que repites en silencio cuando algo sale mal, lo que piensas al mirarte al espejo… todo eso moldea tu manera de ser y de actuar.
Mario Alonso Puig, médico y experto en liderazgo y desarrollo personal, lo expresa con contundencia:
«Tus palabras te moldean. Elige las que te impulsan, no las que te anulan.»
Este mensaje va mucho más allá de un consejo: es una llamada a la consciencia sobre cómo te tratas desde tu diálogo interno.
El impacto real del lenguaje interno
Numerosos estudios en psicología han demostrado que las personas que cultivan un lenguaje interno positivo:
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Toman mejores decisiones.
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Enfrentan los desafíos con mayor resiliencia.
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Desarrollan mayor confianza y autoestima.
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Se recuperan más rápido del estrés.
Por el contrario, un diálogo interno negativo limita tu potencial, refuerza miedos y crea profecías autocumplidas.
¿Cómo transformar tu diálogo interno?
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Detecta tus palabras automáticas. ¿Te dices «no puedo», «soy un desastre», «esto es muy difícil»? Toma conciencia de esas frases.
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Cambia crítica por curiosidad. En vez de decir «soy un inútil», prueba con «¿qué puedo aprender de esto?».
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Refuerza con afirmaciones realistas. Usa frases como «estoy aprendiendo», «puedo mejorar», «me respeto incluso cuando fallo».
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Rodéate de lenguaje nutritivo. Lee libros, escucha podcasts o personas que sumen y eleven tu percepción de ti mismo.
Tú eres lo que te dices
No puedes controlar todo lo que ocurre fuera, pero sí puedes elegir cómo te hablas dentro. El lenguaje es una herramienta de autoliderazgo. Úsala con sabiduría.
La próxima vez que te enfrentes a un reto, recuerda: tus palabras pueden ser tu motor… o tu freno. Tú eliges.
💬 ¿Qué palabra o frase vas a cambiar hoy para que te impulse en lugar de limitarte?
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